De seguro ya has escuchado hablar sobre los probióticos, y no es para menos, su fama en los últimos tiempos ha crecido gracias a la “nueva” tendencia de vincular la salud de nuestro cuerpo con nuestra microbiota intestinal.
Del combustible que decides introducir en tu cuerpo y en tu mente; o dicho en cristiano: ALIMENTACIÓN Y PENSAMIENTOS. Pero, ¡ cómo nos ha costado creérnoslo !, y aún hay quienes lo dudan y creen que todo pueden resolverlo con un simple tratamiento médico…
Volviendo al tema, ¿sabes lo que son los probióticos?.
Para ponértelo fácil: PROBIÓTICO = BACTERIA = ORGANISMO VIVO. Se trata de microorganismos vivos que viven en tu intestino y cuya acción es beneficiosa para el resto de tu organismo. Por todo eso, te conviene cuidarlos, mantenerlos y reponerlos.
¿Cuáles son sus principales acciones y cómo actúan?
Las bacterias probióticas sobreviven al paso por el tracto gastrointestinal o digestivo y se implantan en el intestino delgado o en el colon y ayudan a mejorar la salud del huésped.
Pero, no sólo benefician la DIGESTIÓN, su acción es mucho más sistémica y contribuyen a la salud y a la inmunidad de múltiples órganos y sistemas. Se ha comprobado su efecto beneficioso en:
Desórdenes de la digestión: ayudando a mejorar síntomas como el estreñimiento, la diarrea, infecciones digestivas así como el síndrome de intestino irritable y la enfermedad inflamatoria intestinal (Crohn y Colitis). Se ha visto también una disminución de los casos de infecciones gastrointestinales como la producida por el H. Pylori.
Alergia: rinitis alérgica y manifestaciones alérgicas cutáneas como el eccema y la rinitis.
Salud dental: caries, periodontitis y otras afecciones de la mucosa oral.
Defensas: disminución de la incidencia de gripes, resfriado común e infecciones respiratorias.
Inflamación: mejor pronóstico en enfermedades autoinmunes.
Infecciones: menor incidencia de infecciones del tracto genitourinario, siendo útil en la prevención y tratamiento de la candidiasis vaginal y de las infecciones de orina recurrentes.
Como verás, sus beneficios son múltiples y muy muy diversos. Pero no pretendo que te lleves sólo esto y que vayas directo a la farmacia en busca de probióticos en cápsulas; ese no es el mensaje.
Si somos un poco sensatos, pensaríamos ¿y es que acaso nuestros antepasados se suplementaban con probióticos?, la verdad es que no!, pero también llevaban una alimentación y un estilo de vida que favorecía el mantenimiento de una flora intestinal sana. Por eso, más allá de sólo pensar en los probióticos como alternativa, debes pensar en el contexto y llevar una alimentación que favorezca el mantenimiento de una buena flora intestinal.
Cómo siempre digo, no vale de nada la pastillita, si el problema de raíz (alimentación), no está corregido.
Sería como comprar muebles nuevos y meterlos en una casa sucia y vieja ¿no suena bien verdad?, primero habría que limpiar la casa (intestino), mejorar su nutrición y luego ya podemos comprar los muebles (probióticos).
Sin embargo, el uso de probióticos naturales es una excelente herramienta para mantener sana nuestra microbiota intestinal. Nuestros antepasados tenían un mejor sistema inmunitario no sólo por su tipo de alimentación (en general más natural), por las condiciones del ambiente y porque tenían menos estrés; sino que también empleaban ciertas prácticas alimentarias que favorecían un mayor consumo de probióticos naturales.
Los alemanes, polacos y rusos consumían el sauerkraut, chucrut o ‘col agria’, que se prepara haciendo fermentar las hojas del repollo (col) en agua con sal.
Los búlgaros, consumían el kéfir o yogur búlgaro, un producto lácteo fermentado mediante hongos y bacterias.
Los coreanos y asiáticos consumen aún el kimchi, un plato fermentado; donde el más común utiliza como ingrediente básico la col china , pero existen otras en las que se utilizan ingredientes como rábanos o pepinos así como pimiento o ají rojo molido, ajos o cebollas tiernas.
Los turcos e indúes consumían yogurt de leche cruda desde tiempos ancestrales, y le atribuían múltiples propiedades.
Y hasta en Latinoamérica y los andes venezolanos, el agua de piña fermentada constituye una ancestral bebida probiótica (tepache, chicha andina, etc), muy fácil de preparar.
Algo importante que me gustaría comentarte es que en algunos casos, sobre todo de disbiosis intensa intestinal o SIBO (sobrecrecimiento bacteriano) el consumo de probióticos podría generar más síntomas adversos, por eso, siempre parto de la bioindividualidad y de consultar a tu especialista tratante antes de consumirlos, sobre todo si notas molestias.
Si no es tu caso, anímate a probar y a hacer tus propios probióticos naturales y a sumergirte en lo bonito de la fermentación. También te dejamos un lugar donde poder comprar probióticos online en caso de que te interese.
Con cariño,
Gaby